Hechos 8 (RVG)
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* [[Hechos 8:7 (RVG)|7]] Porque espíritus inmundos, dando grandes voces, salían de muchos poseídos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. | * [[Hechos 8:7 (RVG)|7]] Porque espíritus inmundos, dando grandes voces, salían de muchos poseídos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. | ||
- | * [[Hechos 8:8 (RVG)|8]] | + | * [[Hechos 8:8 (RVG)|8]] Y había gran gozo en aquella ciudad. |
- | * [[Hechos 8:9 (RVG)|9]] | + | * [[Hechos 8:9 (RVG)|9]] Pero había un hombre llamado Simón, el cual había ejercido la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande. |
- | * [[Hechos 8:10 (RVG)|10]] | + | * [[Hechos 8:10 (RVG)|10]] A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el gran poder de Dios. |
- | * [[Hechos 8:11 (RVG)|11]] | + | * [[Hechos 8:11 (RVG)|11]] Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había hechizado mucho tiempo. |
- | * [[Hechos 8:12 (RVG)|12]] | + | * [[Hechos 8:12 (RVG)|12]] Pero cuando creyeron a Felipe, que les predicaba acerca del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres. |
- | * [[Hechos 8:13 (RVG)|13]] | + | * [[Hechos 8:13 (RVG)|13]] Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. |
- | * [[Hechos 8:14 (RVG)|14]] | + | * [[Hechos 8:14 (RVG)|14]] Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan; |
- | * [[Hechos 8:15 (RVG)|15]] | + | * [[Hechos 8:15 (RVG)|15]] quienes, habiendo descendido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; |
- | * [[Hechos 8:16 (RVG)|16]] | + | * [[Hechos 8:16 (RVG)|16]] porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. |
- | * [[Hechos 8:17 (RVG)|17]] | + | * [[Hechos 8:17 (RVG)|17]] Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo. |
- | * [[Hechos 8:18 (RVG)|18]] | + | * [[Hechos 8:18 (RVG)|18]] Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, |
- | * [[Hechos 8:19 (RVG)|19]] | + | * [[Hechos 8:19 (RVG)|19]] diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos, reciba el Espíritu Santo. |
- | * [[Hechos 8:20 (RVG)|20]] | + | * [[Hechos 8:20 (RVG)|20]] Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero. |
- | * [[Hechos 8:21 (RVG)|21]] | + | * [[Hechos 8:21 (RVG)|21]] No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto; porque tu corazón no es recto delante de Dios. |
- | * [[Hechos 8:22 (RVG)|22]] | + | * [[Hechos 8:22 (RVG)|22]] Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón. |
- | * [[Hechos 8:23 (RVG)|23]] | + | * [[Hechos 8:23 (RVG)|23]] Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. |
- | * [[Hechos 8:24 (RVG)|24]] | + | * [[Hechos 8:24 (RVG)|24]] Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí. |
- | * [[Hechos 8:25 (RVG)|25]] | + | * [[Hechos 8:25 (RVG)|25]] Y ellos, habiendo testificado y predicado la palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, y en muchas aldeas de los samaritanos predicaron el evangelio. |
- | * [[Hechos 8:26 (RVG)|26]] | + | * [[Hechos 8:26 (RVG)|26]] Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. |
- | * [[Hechos 8:27 (RVG)|27]] | + | * [[Hechos 8:27 (RVG)|27]] Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, |
- | * [[Hechos 8:28 (RVG)|28]] | + | * [[Hechos 8:28 (RVG)|28]] regresaba, y sentado en su carro, leía el profeta Isaías. |
- | * [[Hechos 8:29 (RVG)|29]] | + | * [[Hechos 8:29 (RVG)|29]] Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a este carro. |
- | * [[Hechos 8:30 (RVG)|30]] | + | * [[Hechos 8:30 (RVG)|30]] Y corriendo Felipe hacia él, le oyó que leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? |
- | * [[Hechos 8:31 (RVG)|31]] | + | * [[Hechos 8:31 (RVG)|31]] Y dijo: ¿Cómo podré, a no ser que alguien me enseñe? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él. |
- | * [[Hechos 8:32 (RVG)|32]] | + | * [[Hechos 8:32 (RVG)|32]] Y el lugar de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo delante del trasquilador, así no abrió su boca. |
- | * [[Hechos 8:33 (RVG)|33]] | + | * [[Hechos 8:33 (RVG)|33]] En su humillación su juicio fue quitado: Mas su generación, ¿quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida. |
- | * [[Hechos 8:34 (RVG)|34]] | + | * [[Hechos 8:34 (RVG)|34]] Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo, o de algún otro? |
- | * [[Hechos 8:35 (RVG)|35]] | + | * [[Hechos 8:35 (RVG)|35]] Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó el evangelio de Jesús. |
- | * [[Hechos 8:36 (RVG)|36]] | + | * [[Hechos 8:36 (RVG)|36]] Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? |
- | * [[Hechos 8:37 (RVG)|37]] | + | * [[Hechos 8:37 (RVG)|37]] Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. |
- | * [[Hechos 8:38 (RVG)|38]] | + | * [[Hechos 8:38 (RVG)|38]] Y mandó detener el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó. |
- | * [[Hechos 8:39 (RVG)|39]] | + | * [[Hechos 8:39 (RVG)|39]] Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y gozoso, siguió su camino. |
- | * [[Hechos 8:40 (RVG)|40]] | + | * [[Hechos 8:40 (RVG)|40]] Pero Felipe se halló en Azoto; y pasando, predicaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. |
Current revision
- 1 Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel tiempo fue hecha una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judasa y de Samaria, salvo los apóstoles.
- 2 Y unos varones piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.
- 3 Y Saulo asolaba la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando hombres y mujeres los entregaba en la cárcel.
- 4 Pero los que fueron esparcidos, iban por todas partes predicando la palabra.
- 5 Entonces Felipe descendió a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.
- 6 Y el pueblo, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo los milagros que hacía.
- 7 Porque espíritus inmundos, dando grandes voces, salían de muchos poseídos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados.
- 8 Y había gran gozo en aquella ciudad.
- 9 Pero había un hombre llamado Simón, el cual había ejercido la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande.
- 10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el gran poder de Dios.
- 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había hechizado mucho tiempo.
- 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que les predicaba acerca del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres.
- 13 Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
- 14 Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan;
- 15 quienes, habiendo descendido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo;
- 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
- 17 Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.
- 18 Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
- 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos, reciba el Espíritu Santo.
- 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero.
- 21 No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
- 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
- 23 Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
- 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
- 25 Y ellos, habiendo testificado y predicado la palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, y en muchas aldeas de los samaritanos predicaron el evangelio.
- 26 Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
- 27 Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
- 28 regresaba, y sentado en su carro, leía el profeta Isaías.
- 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a este carro.
- 30 Y corriendo Felipe hacia él, le oyó que leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees?
- 31 Y dijo: ¿Cómo podré, a no ser que alguien me enseñe? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
- 32 Y el lugar de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo delante del trasquilador, así no abrió su boca.
- 33 En su humillación su juicio fue quitado: Mas su generación, ¿quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida.
- 34 Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo, o de algún otro?
- 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó el evangelio de Jesús.
- 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
- 37 Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
- 38 Y mandó detener el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.
- 39 Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y gozoso, siguió su camino.
- 40 Pero Felipe se halló en Azoto; y pasando, predicaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.